Botellón durante Tapapiés | Foto: xLavapies.com
La Asociación de Comerciantes de Lavapiés, organizadora de Tapapiés, ha reconocido este martes el “desbordamiento” del evento vivido durante el pasado fin de semana y las consecuencias negativas para la convivencia vecinal que esa circunstancia supuso y que le han valido cuantiosas críticas.
En un comunicado, la entidad asume que la afluencia de público a las calles del barrio “superó todas las previsiones” y admite que los “ruidos, molestias, suciedad y episodios de incivismo son inaceptables”, pese a que, en su mayoría, los atribuye a quienes “se aprovechan de Tapapiés de forma ilegal y desleal”, señalando en especial a lateros y tiendas de conveniencia que incumplen el horario de venta de alcohol y tratando de diluir responsabilidades. Del mismo modo, también habla de “conciertos o actividades musicales ilegales” ajenos a la programación oficial, que “contribuyen al exceso de ruido nocturno”.
Pese a la moderada autocrítica, la asociación de comerciantes se ha mostrado abierta a reinventar el evento y a crear un nuevo formato de Tapapiés "más respetuoso" para próximas ediciones, tarea a la que invitan a participar tanto al Ayuntamiento -colaborador del festival- como a las asociaciones del barrio que lo deseen.
El citado comunicado se ha emitido tras una reunión de urgencia de la junta directiva de la asociación de comerciantes que tenía como único objetivo dar respuesta al aluvión de protestas vecinales que ha generado el primer fin de semana de la presente edición de Tapapiés. Sin embargo, pese a que el escrito habla de futuros cambios en el evento lo que no aclara son las medidas que tomará la organización de cara a evitar que el próximo fin de semana -Tapapiés acaba el domingo- vuelvan los problemas vividos hace unos días.
En cualquier caso, pese a haber reconocido ciertos errores, la asociación de comerciantes defiende "el valor económico y social del evento, que este año celebra su 15ª edición", calificándolo como “un motor del barrio” y atribuyéndole haber contribuido a "posicionar Lavapiés en el mapa mundial como referente gastronómico y cultural” y, al mismo tiempo, “revertir la percepción de inseguridad” del pasado sobre la zona.
La asociación destaca, además, que el festival supone un alivio para la hostelería local tras unos meses de verano con “facturación es inexistente” para muchos.